Esperada primavera. ¡Bienvenida!

Por lejos una de las estaciones que más me gusta es la primavera, es que siempre la he relacionado con la mujer. Es bellísima como solo una mujer puede llegar a ser, no aburre, porque es dinámica y cambiante como lo somos nosotras, te envuelve con su aroma, te conquista con su belleza y a medida que avanza y te vas enamorando,…. la temperatura va subiendo. Sin embargo esta época está asociada con algo poco agradable, que es el aumento de las alergias, pero bueno, yo les dije que la primavera era mujer, y por eso es, “casi perfecta”.

Adoro la vegetación y por eso me doy por completo a mi jardín, pero eso no es suficiente para tenerlo lindo. Requiere de mucho esfuerzo, intento instruirme, porque soy de una ignorancia que da pena, pero me cuesta entender. Y lo que es peor, las ambigüedades me desesperan y todo parece ser relativo en el tema de la vegetación. Esa sabiduría que llega a ser enervante, que solo tienen los jardineros y que te dicen con extrema calma:

-Lo que usted tiene que hacer es esperar, tenga paciencia, la plantita tiene que adaptarse, reconocer el terreno, no se da tan fácil.

O el otro argumento: –

Mire, las plantas, son como los hombres, siempre hay que darles una segunda oportunidad…”

Vas a un jardín a comprar nuevas especies y preguntas:
-¿Es de sol o sombra?….
-Bueno, eso es relativo, puede ser sol de mañana, pero por la tarde sombra, porque se quema con sol, ahora si ya está crecida se adapta al calor intenso.
-¿Necesita mucho riego?….
-Eso va depender del día, ahí usted tiene que ir viendo si le pide más agüita, claro que si se le pasa la mano con el agua, se pudren las raíces.

He llegado a pasar por períodos difíciles, algo obsesivos, como cuando tuve una camelia. Era una belleza y reconozco haber sido un poco sobreprotectora con ella. ¡Es que era tan linda!
La protegía de las heladas con un paraguas y plástico, como los coches de paseo de los niños, o derechamente como invernadero. Corría con un paraguas a cubrirla de las lluvias intensas y en cuanto comenzaba el sol, también la cubría para que no le dieran los rayos solares directos, me faltaba ponerle bloqueador solar. Los mejores productos en abono siempre eran para ella.
Pero de un día para otro, no dio más flores y me dejó. Sin una explicación. ¿Falta de riego?, ¿ataque de pulgón? Nada. Simplemente partió. Me costó superar eso porque nunca supe que hice mal.

He tenido diagnósticos lapidarios, de tipos insensibles, y poco instruidos como el que me dio una vez un jardinero, el que simplemente me dijo:

-Su hibisco murió porque le dio cáncer. Me la soltó  de una. Sin preparación previa. Sin anestesia.
-No puedo creerlo- le dije- si fue usted quien lo trasplantó, y estaba precioso.
-Así será, pero cuando lo cambié, ya estaba con el mal. ¿Qué tal?…quedé simplemente atónita.

Una vez que fui al Parque del Recuerdo, y mientras caminaba, admirando los jardines y plantas, me cruce con un señor podando, me puse a conversar con él y terminó trabajando en mi casa.
Era el clásico jardinero, con paciencia infinita, que te invita a la tranquilidad y para todo tiene una explicación……

Siempre llegaba tarde o no llegaba, y si le decía algo me contestaba:
-Un día más un día menos, no se va a mover na de aquí el jardín.
Pensándolo ahora, era bastante insolente, pero yo le tenía respeto, mal que mal si sus clientes eran los muertos, algo de experiencia tendría. Le preguntaba:

-Maestro, ¿qué pasó con las lavandas?
-Pa mi que las quemó la helá.
-¿Y las hortensias no han florecido?
-No debe ser na el año fértil de ellas.
-Pero el pasto, ¿qué pasó?, ¿por qué se puso amarillo?
-Paré que le puse mucho azufre.

Creo que he tenido la misma cantidad de jardineros que variedad de plantas en mi jardín.Tengo una flor de la pluma, que es todo mi orgullo, cubre todo un muro y es un sueño, pero rebelde como ella sola, cada tres días tengo que encaramarme al muro, amarrarla y hablarle golpeado, porque la muy suelta se va al jardín de los vecinos, se enrolla al primer árbol que encuentra, no le importa cuál, le sirven todos, el asunto es salir a las calles.

La única verdadera dificultad se presenta con los asados, porque como ella es invasiva, cubrió todo el muro sobre la parrilla, entonces para evitar que se ase junto con la carne, debo hacer una riesgosa operación y descolgarla del muro por el tiempo que esta encendido el fuego. Para ello invento diversos métodos para sostenerla momentáneamente, aun no doy con el método más efectivo y mucho menos práctico.

He tenido mis tropiezos y caídas, pero igual sigo esforzándome por tener un lindo jardín, a pesar que estoy lejos de ser “dedos verdes”.  Reconozco que a veces pierdo la paciencia y entre especie y especie, intercalo alguna plantita falsa, pero de esas que engañan por lo bien hechas. No ha faltado el jardinero desubicado que me ha podado un par, creyendo que eran verdaderas. Incluso en una oportunidad me detuvieron en la aduana, acusándome de entrar al país con plantas desde el extranjero, me costó demostrarle que no eran naturales, por más que les mostraba el código de barra.

Mis hijos me molestan, porque me dicen que soy igual que la Morticia de los locos Adams, que corta los brotes de las plantas y deja los tallos pelados. Pero lo hago con cariño, ellos no entienden que eso se hace para que la planta crezca con más fuerza y con flores de mayor tamaño. Estoy segura que eso lo leí en alguna parte. ¿Dónde?, ya ni me acuerdo, pero bueno uno no puede retener todo.

Seguiré adelante con una de mis pasiones que es el jardín.

Nadie dijo que la vida es fácil, pero vale la pena, es linda y si la podemos decorar con flores, todo tiene un sentido. Disfrutemos esta primavera que esta solo a días de llegar.

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