Detenerse en el tiempo

¡Definitivamente es posible detenerse en el tiempo! Eso es lo que siento mientras recorro las calles de la ciudad amurallada de Cartagena de Indias junto a mi mamá. Estamos disfrutando de este maravilloso viaje.

El tiempo se detuvo en este lugar. Puedes vivir la magia de un paseo nocturno en coche tirado por caballos y admirar su fabulosa vista iluminada por los románticos faroles coloniales. En una increíble muestra de conservación de la época Colonial, es sin duda una de las ciudades más bellas del Caribe, que mantiene todo su encanto y belleza. No por nada fue declarada Patrimonio de la Humanidad.

Caminar sus calles empedradas, estrechas, dejarte envolver por los colores intensos de sus casas, encantarte con los floridos balcones de espectaculares maderas trabajadas: es una experiencia que te llena de energía y fuerza.

Pero es la vegetación la gran protagonista de este lugar, que lo hace único. Es ella la que más disfruta del calor y la eterna humedad. Bugambilias, geranios, azahares y jazmines, en infinitos colores y variedades sobrepasan todo límite, adueñándose de los balcones, las columnas, cruzando las calles enlazadas a los cables eléctricos y cubriendo las paredes, pintando de vida todo lo que está a su alcance.

Cada dos o tres cuadras puedes disfrutar de maravillosas plazas que te invitan a descansar, como la Plaza Bolívar, la de San Diego, o mi favorita por lejos, la Plaza de Santo Domingo, ubicada frente a la Iglesia del mismo nombre y rodeada de edificios coloniales, muchos de ellos restaurantes o bares.

Al centro de la plaza se encuentra ella, “La gorda Gertrudis”, una mujer que posa desvergonzada, dueña de un cuerpo imponente, con mucha curva y semidesnuda. Es una escultura en bronce de 650 kg, donada por Fernando Botero. Imposible no lucir flaca al lado de esta monumental mujer, orgullosa de lucir sus redondeces en público.

Dice la leyenda que si tocas sus senos, tendrás relaciones largas y prosperidad en el amor. Razón por la cual, han tenido que retocar los senos de la rolliza mujer varias veces, porque ha perdido su color original. Es un espectáculo ver cómo los visitantes hacen filas para esperar su turno y lograr posar para la foto con Gertrudis.

En la zona comercial del casco antiguo, de cada cinco locales, dos son joyerías. Por lo que caminar se convierte en un verdadero problema cuando tu compañera de viaje es tan aficionada a las joyas. Me descuidaba un poco y mi mamá ya estaba dentro de una tienda. Y como el cartagenero te envuelve con su simpatía y encanto, entrar y dejarte seducir era fácil. Lo complicado era salir.

Por lo que opté por esperar a mi mamá afuera, mirando con angustia a través del vidrio mientras ella se probaba cuanta esmeralda existe. Esperar afuera de las joyerías tampoco era muy estratégico, porque el comercio ambulante te acosa con perlas de río, sombreros de paja de coco, piedras semipreciosas, cadenas de plata y mil cosas más. La tentación es grande.

Finalmente logré sacar casi a la fuerza a mi mamá de la zona de joyerías para seguir paseando y sin “querer queriendo”, caímos en otra tentación: El Portal de los Dulces. Este es un rincón mágico, donde los cartageneros se colocan en sus puestos ambulantes debajo de unos portales abovedados, y venden pasteles mezclados con coco, guayabas, miel y una variedad infinita de ingredientes exóticos. Acá, si no te mides, el “coma diabético” puede ser inminente.

A poco de salir del Portal de los Dulces, nos sorprende un colombiano ofreciéndonos un viaje al Cerro de la Popa, pero en el transporte típico y tradicional. “Un viaje inolvidable”, nos dice con una sonrisa de blancos dientes. El transporte al que se refiere es la “chiva”, una especie de micros muy pintorescas y que son características de Colombia y toda Centroamérica.

“En chiva y con guía turístico”, una experiencia imperdible. No lo pienso más, miro a mi mamá, y sin esperar su respuesta le respondo: “Que sean dos”.

Cuando veo llegar a la chiva, casi me da ataque. Sin embargo, ahora era la Lucy la entusiasmada. Rápidamente se encaramó en este autobús pintado con los colores de la bandera de Colombia, sin puertas ni ventanas y que por asiento tiene bancas de maderas de un lado a otro. El nombre de nuestra Chiva, “Por Siempre Tuya”.

Partimos a toda velocidad subiendo el cerro y dando botes en estos asientos de madera. El camino era de tierra, con subidas serpenteadas, en las que avanzábamos a una velocidad innecesariamente rápida. Gran parte del trayecto era de sólo una vía. No podía dejar de pensar que en cualquier curva podía perder a mi madre.

Lo mejor, por lejos, el guía, por su franqueza y cero tino. Ahora, cuando me acuerdo me puedo reír, pero en el momento mismo, a medida que hablaba, me iba retorciendo en el asiento.

Primera pregunta estúpida formulada por mí:

YO: ¿Qué sucede si nos topamos de frente con otro vehículo que viene en sentido contrario?

GUÍA : Sigue su camino el que es más grande, el otro retrocede. Como mi chiva es grande, casi siempre gana, sólo pierde con los buses turísticos, pero esos suben más temprano.

Segunda pregunta, más estúpida que la anterior (al ver la precariedad con que vive la gente en el cerro, en casas con techos de cartón y madera):

YO: ¿Es seguro para los turistas subir en estos vehículos al Convento de La Popa?

GUÍA: ¡Para nada! Por eso el trayecto se hace con velocidad, para evitar que nos asalten. Es por la necesidad de la gente de acá. Estamos en una zona de alto riesgo. Se estima que el 70% de los grupos de delincuencia juvenil de la ciudad surgen acá mismo, del pie y las faldas de La Popa. Pero no se preocupe, una vez arriba hay bastante control.

Tercera y última pregunta:

YO: ¿Estas tierras son cedidas a esta gente por el Estado, para que puedan vivir?

GUÍA: ¡Se le ocurre! No, no, son grupos que se organizan y ocupan a la fuerza estos espacios, sabiendo que cometen “delito de propiedad “con la esperanza que con el tiempo, los delitos prescriban.

Después de esta respuesta, me imaginaba que en cualquier momento saltaba Pedro Navajas a nuestra chiva.

Volví a recuperar el color y la alegría de existir recién cuando descendimos de la “Por siempre tuya”, de regreso en la ciudad amurallada. Al pisar tierra firme y recobrar la voz, le propuse a mi mamá que ella se fuera al hotel y aprovechara de descansar. Había sido un día de emociones intensas y hacía un calor de selva. Yo por mi parte quería recorrer un poco más, sacar un par de fotos y comprar unos frascos de café en el Juan Valdez antes de regresar.

Así lo hicimos. La dejé en un taxi, le di instrucciones claras al chofer para que la llevara directo al hotel, y nos separamos.

Para recuperar fuerzas y asimilar lo vivido, me invité a una Coca-Cola. Me sentí agradecida del regalo que me había hecho mi mamá de viajar por segunda vez a tan maravilloso lugar. También pensé en su energía inagotable y su entusiasmo a toda prueba. Sin embargo, me pareció que ese día había abusado un poco de ella, después de largas horas de paseo y emociones. El descanso lo tenía más que merecido.

Dos horas más tarde, regresé realmente agotada al hotel después de todo lo que seguí recorriendo. Doblé por el pasillo en el que al fondo estaba mi habitación, y vi una señora que caminaba rápido delante de mí, en la misma dirección. ¡Era mi mamá!

– ¡Lucy! ¿Vienes recién llegando?, le pregunté.
– ¡Claro!, me dice con toda soltura. ¿Tú crees que yo me iba a encerrar tan temprano? Cuando partí en el taxi después que te dejé, le cambié la ruta al chofer. Le dije que me llevara a algún centro comercial con aire acondicionado. De allá vengo, después de recorrerlo entero.

¡A eso también llamo yo detenerse en el tiempo!

Comentarios

comentarios

13 Comentarios

  1. Leticia Fridericksen S said:

    Mari que entretenido tu relato de hoy. Volví a recorrer ese bello lugar en cada palabra tuya . Esas chivas son muy re buenas y además tan ciertas. Estarás de acuerdo conmigo en que decirle a alguien que uno es “por siempre tuya” es una chiva muuuy grande 😆😆
    Un abrazo cariñoso

    Agosto 25, 2016
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    • Mari said:

      Jajaja, que buen punto Lettie, muy buena asociación la tuya!!!
      Me encanta saber que te hice recordar detalles de ese encantador lugar
      Gracias por leerme!!

      Agosto 26, 2016
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  2. Ida Franetovic Yob said:

    Me encantó tu historia , genial ! Y con harta adrenalina ! Pero más que todo , en lo que más pensé ,mientras disfrutaba de tus relatos , fue! en que ganas , de hacer un viaje así con mi mamá y la pena más grande que es imposible por su delicado y frágil estado de salud que la tiene años postrada .
    Increíble tu capacidad de transportarnos a distintos lugares y hacernos sentir parte de él .
    Felicitaciones !

    Agosto 26, 2016
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    • Mari said:

      Gracias por tus palabras Ida, me alegra saber que al leerme pueda transmitirte “algo” de lo que yo viví, eso es mucho más de lo que yo alguna vez esperé.
      Entiendo la tristeza que te causa el saber que no puedes compartir un viaje con tu mamá; sin embargo la tienes a tu lado, y puedes hacerle saber lo importante que es ella para ti.
      Un gran abrazo.

      Agosto 26, 2016
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  3. Maricarmen Ruiz Bocaz said:

    Genial relato y extrema experiencia, nunca dejas de sorprendernos Marisol.
    Felicitaciones, no nos dejes fuera de estas maravillosas historias por favooooor!!

    Agosto 27, 2016
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    • Mari said:

      Espero no dejar de sorprenderte Maricarmen, para que sigas siendo parte de estas historias.
      Mil gracias por acompañarme en ellas.

      Agosto 28, 2016
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  4. Eizabeth said:

    Marisol, lindos recuerdos y excelente relato. Un agrado leer tus historias, entretenidas y
    con una mirada distinta de cada situación y lugar, realmente un acierto.
    Es una gran felicidad compartir los viajes con los seres queridos y pasar tan lindos momentos. La vida avanza por lo que cada minuto cuenta. Disfrutar de un lugar con historia , colorido y naturaleza, que mejor¡ . Me imagino el paisaje con todas esas flores que incluiste en tu relato. Esperamos por las próximas historias.

    Agosto 27, 2016
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    • Mari said:

      Agradezco mucho tus palabras, y el gran apoyo que me transmites con ellas, son para mi un gran incentivo para seguir adelante e ir mejorando semana a semana.
      Infinitas gracias.

      Agosto 28, 2016
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  5. Fernando Ariztía said:

    Entretenida, divertida y muy bien escrita.
    Tienes una gran capacidad para hacernos viajar, sentir y disfrutar, a medida que vamos leyendo tu historia; como siempre, genial!

    Agosto 28, 2016
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    • Mari said:

      Fernando, agradezco mucho tus comentarios, son un gran incentivo para continuar escribiendo.

      Agosto 29, 2016
      Reply
  6. jacqueline dauvergne said:

    jajajajajajaaaaa. Cariño siempre es emocionante leer tus historias. Doy Fe que ese paseo es tal como o describiste, pierdes el habla pero lo recuperas con el paisaje.

    Septiembre 1, 2016
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    • Mari said:

      Tal como tu dices Jacquie, en los viajes, las molestias se olvidan y te recuperas muy rápido, para quedarte solo con lo bueno.

      Septiembre 7, 2016
      Reply
  7. Pepe said:

    Tal como comente anteriormente no dejes nunca de escribir, con tus historias aparece el niño que hay en mi y recuerdo con cuantas ansias esperaba el dia miercoles para poder seguir las historias de Mampato

    Octubre 31, 2016
    Reply

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